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COPE - Caserito, caserito
De izq. a dcha.: Edu Soto, Ramón García Mateos, David Fernández, Irene Ramos, Juan López-Carrillo y Santi Suárez. Ah, y Juan Carlos Perez Prado que no aparece pero toma la foto.
Caserito Caserito COPEJuan López-Carrillo
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(Fotografía y texto que formarán parte de un futurísimo libro de fotografías con textos relacionados.)
CASERITO, CASERITO
En una madrugada de sábado a domingo de abril de 2012, Ramón García Mateos y yo tuvimos el placer de participar en el programa «Caserito, caserito» (de la cadena COPE) que dirigía Edu Soto con la colaboración de Santi Suárez, David Fernández, Irene Ramos y Juan Carlos Prado. Un programa, aquella noche, en gran parte dedicado a la poesía, poesía que encontró del todo a gusto en el sótano de la casa de Edu, que era —qué cosa más cojonuda— desde donde se emitía. Lo pasamos estupendamente, nos trataron mejor, nos dieron de comer, de beber y de fumar (quien fumase). Incluso nos entrevistaron. Y la entrevista, o lo que fuese, fue divertidísima, como todo el show radiofónico que montaron esos maestros de la comunicación y de la interpretación. Finalmente hasta nos hicimos una foto —acto de obligado cumplimiento, un privilegio, al que siempre debían acceder los invitados— con el uniforme oficial del programa: dos majestuosos y elegantísimos albornoces de baño amarillos que nos dieron la mayor prestancia poética en nuestras hechuras prodigiosas, como bien se puede comprobar… Poco antes de volver a casa, después de hablar de todo lo divino, animal y humano, Edu y yo nos planteamos un proyecto futuro, teatral, quizá algún día de cine, común de los dos: llevar adelante una nueva versión de Don Quijote de la Mancha. Un proyecto que, finalmente, para qué mentir, ningún productor apoyó, quizá porque, evidentemente, necios ellos, no entendieron la genialidad de que el papel de Sancho Panza debería ser protagonizado por Edu, mientras que el de Don Quijote lo asumiría mi persona… Mira que con solo ver la foto que nos hicimos se puede comprobar, sin genero de duda alguna, que los dos estábamos hechos para el papel. En fin, quizá en otra reencarnación.
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