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En Remolinos una tarde de domingo
(Fotografías y texto que formarán parte de un futurísimo libro de fotografías con textos relacionados.)
POEMAS, PILÓN Y MIGAS EN REMOLINOS
En el verano de 2000 el siempre grande Luis Felipe Alegre nos invitó a Ramón García Mateos y a mí a participar, un domingo por la tarde, en una jornada cultural de las fiestas del pueblo de Remolinos (Zaragoza), supongo que dentro del Festival «Sal a Remolinos», que en aquel año iría ya por la tercera edición. Lo que si puedo asegurar es que recitamos en el antiguo cine del pueblo. El año anterior había publicado Poemax y Luis Felipe me sorprendió con el montaje que hizo con alguno de los poemas visuales sobre el 69 (los 69 que serían el germen de lo que en 2001 publicaría con el nombre de 69/modelo para amar) que aparecían en ese libro y que se mostraron proyectados en la pantalla del cine o igual fue en la de un proyector (ay la memoria, ay los años vencidos, ay todo en general) al inicio de mi intervención. Mencionar que poco antes de dar comienzo el acto, Luis Felipe, muy serio, nos dijo que si a los mozos no les gustaba lo que íbamos a leer, con todo seguridad seríamos lanzados al pilón de la fuente municipal, posiblemente sin agua, y que él se sentía libre de cualquier responsabilidad si eso fatalmente sucediera. Que nos lo pensáramos bien que luego ya no habría vuelta atrás. Después de meditarlo, Ramón y yo, valientes y sabiendo que de algo se ha de morir (y nada mejor que hacerlo por la gloria de nuestras poemas), accedimos intrépidos al estrado. Y debimos gustar, y mucho, porque en lugar de acabar descalabrados, finalizado el acto, nos invitaron a comer unas migas deliciosas que mucho disfrutamos y de las que sí recuerdo que llevaban como ingrediente, no muy habitual en migas de otros lugares, abundancia de cebolla, y es que la cebolla, como la alegría en la vida, nunca debe faltar, como en la tortilla de patatas. Alfredo Gavín, que se sumó al viaje y en compañía, que mucha distancia hay entre Tarragona y Remolinos como para viajar solo, también asistió al recital y nos acompañó solidario (aunque dudo de su defensa en caso de que los mozos del pueblo hubieran intentado lanzarnos al pilón justiciero) y, por supuesto, también disfrutó de aquellas migas prodigiosas.
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