Allá por el declinar del verano de 1998, en el que fuimos felices, tuve el encargo de preparar unos quince poemas para un cuadernillo de la colección de poesía Trujal, Pliegos de poesía que el poeta Ramón García Mateos editaba por aquel entonces en la villa marinera de Cambrils. Pero debido a la propia naturaleza, en general erótica, de los poemas que iba escribiendo, el libro —no tardé en nominarlo como Poemax (el Big Bang)— fue creciendo hasta convertirse en un título de 240 páginas que encontró acomodo en la editorial Rotoarco, pues ninguna otra editorial se hubiera arriesgado a publicar cosa semejante (no digamos en estos tiempos de estulticia y puritanismo verbal colectivo). Aquí se muestra una selección de mis poemas —muchos de los cuales también aparecen en 69/modelo para amar (2001) y Los muertos no van al cine (2006)— y que siempre son la última versión que no siempre coincide —en algunos casos ni el título— con la primera. También en Poemax aparecieron por primera vez algunos de mis poemas visuales que giraban alrededor de «69» (que dos años más tarde se sustanciaron en el libro 69/Modelo para amar, publicado por DVD ediciones). Poemax también contó con textos en verso o prosa o lo qué fuera de amigos que —con su propio nombre o con seudónimos o heterónimos— colaboraron con entusiasmo tras pedirles su colaboración, exigiéndoles un solo requisito, que fueron textos donde la materia erótica, más o menos, habitará en ellos. A estos textos les di posada en un espacio situado en la bisectriz del libro y que titulé «Florilegio Salaz y Libertino». Mencionar que todas las colaboraciones de los autores ubicados en el «Floriliegio» estuvieron comentados por mi persona, mientras que mi parte fue comentada por un «corrector de estilo» que, cobarde él,  nunca mostró su nombre verdadero.